Ella se marcha ahora sin saber
que ya he llorado su partida,
desde mucho antes yo sabía que un día
ella se iría y sabía también que no
sería fácil aceptar tan cruda realidad.
No puedo reternerla a mi lado, porque
no puedo obligarla a seguirme
queriendo.
Mas, sin embargo, yo sé
que ella es una gran mujer, por eso,
brindo por ella.
Inmenso será mi sufrir porque nunca
fingí el amor que le ofrecí,
mis labios y mis palabras siempre
fueron una verdad y mis caricias
la realidad de un amor sin complejos.
No deseo más que su felicidad, la
realización de sus anhelos y
una vida llena de amor, cariño y
comprensión.
Le regalaré mi triste sonrisa a la
hora de su partida, le extenderé
mi mano brindándole mi amistad, se
alejará de mi vida, llevándose mi
corazón y las lágrimas de un loco
enamorado que entregó todo, sin
importarle que un día se quedaría
sin ella, sin amor y sin
ganas de vivir.